EL ORGULLO MUNDIAL
Por Andrés Pascual No apoyo las carrozas y la conga del Orgullo Homosexual porque lo considero una provocación...tampoco el trasves...
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Por Andrés Pascual
No apoyo las carrozas y
la conga del Orgullo Homosexual porque lo considero una
provocación...tampoco el trasvestismo exagerado fuera de stages
teatrales, no me gusta “el cambio de sexo”, incluso cuando toman
partido abiertamente sus líderes a favor de las políticas
comunistas contra América (actitud revanchista contra sentimientos
opuestos que, nadie lo dude, han sido de índole criminal), porque
ven una tabla salvadora sin entender lo que viene “camuflado”,
sino la soga para el cuello de la sociedad variopinta.
Pero no soy “homofóbico”,
no rechazo lo que ni es un mal instinto ni una malformación, sino la
orientación sexual que no es la mía, provocada por efectos de
genética tal vez o de “yo no sé qué”.
Utilizamos la Biblia para
rechazar al homosexual porque Dios, Jesús y el primero de Todos los
Libros dicen...pero a Dios se le ha contaminado tanto que no ha sido
una propuesta formativa por voluntad y vocación, sino una
imposición, una amenaza: “Dios te va a castigar”, con el tiempo
algunos han dicho que “Dios no castiga a nadie”, pero la mayoría
mundana, siempre más, desde el medioevo, amenaza al niño con “la
ira de Dios”, a mi me lo dijeron mil veces, ninguno de mis hijos ni
nietos lo ha oído.
La Iglesia,
representación del Señor entre los hombres por medio del PAPA, fue
la encargada de articularse con los poderes restantes de la época
para imponer el miedo a Dios, incluido el problema homosexual como
castigo, que eso fue: la satanización de gente normales, de virtudes
y valores para la sociedad, hablo de hombres buenos no de perfectos
imposible de lograr, y bueno en el mejor sentido del término, sean o
no homosexuales, que un “machote politicastro ladrón con mil
amantes”, no es un buen ejemplo de ciudadano, aunque le regalen mil
diplomas y 600 llaves de ciudades.
El lugar más vacío, más
escaso de sentimientos prohumanitarios de la historia, el vertedero
de las sociedades, además, burdel digno de un círculo del Infierno
para que desarrollen sin parar por siempre jamás sus orgías desde
el Sumo Pontífice a los cardenales, al último monje y la última
monja hospedada, subrepticiamente “encapucha'os” en cuanta
hostería de camino hubiera en la vieja y renqueante Europa son EL VATICANO Y SUS SUCURSALES ¡Por
favor! ESOS demonizaron, todavía lo imponen sus fieles, al
homosexual...La Iglesia dio, da y morirá asqueando, podrida.
Bueno, vamos a tratar de
entender cosas ¿Desde cuándo existen los homosexuales? ¿Fue un
castigo la población homosexual? ¿Por qué tengo que admitir que mi
amigo José Manuel Fdez Reyes, o Pepe Cáceres son un flagelo, si
como personas excelentes y como hombres de condiciones sobradas se
les quiere y reclama socialmente, aunque “lo varón”, que no
decide mucho ni en la cama con una mujer, difiera de mi condición de
hétero? Hay que reordenar lo sociológico, lo de castigo: quién
castigó, por qué; pero, sobre todo, a quiénes...pregunta "de tesis", ¿En qué quedamos, Dios
castiga o no?
Tome receso por un
momento, analice lo que cualquier cubano utiliza como justificación
de su miserable vida de alternativas, de una sola moral con
ambivalencia: “de la puerta de la casa hacia adentro así; hacia
afuera, asa'o”. Hermano mío, a esa condición de vida
involuntaria de autoexclusión por intereses de otros, han estado
condenados los homosexuales históricamente, trate de vivir una doble
vida sin perspectiva eterna de ser usted mismo, sino obligado por
patrones verdaderamente amorales muchos de ellos en cualquiera de sus
índices y después me dice...vamos, que en algún lugar muy venerado un
proverbio reza “el que esté limpio de culpas que lance la primera
piedra”, pero tenga en cuenta que el homosexualismo no es “una
culpa”.
El homosexual claro en su propósito de defensa de intereses de la sociedad, capaz
de reconocer, proponer y hacer qué se necesita para vivir y vivir libre y
soberano, ese homosexual es necesario por tanta naturalidad como cualquier "hétero", pero helo ahí, injustamente
tratado de pisotear cada vez que alguno pretende liberarse del pesado
fardo milenario que los obliga a sufrir y representar otra vida sin
preparación para el experimento.
El otro homosexual,
metralla de la sociedad rimbombante que responde a grupos que ya
engulleron al mundo por medio de la peor política planificada para
dominarlo todo y convertir en esclavos-animales a cuantos se les
ocurra razonar; ese homosexual, que no es capaz de portar ni exhibir
ni de defender con gallardía y decoro su orientación para
utilizarla en eventos útiles socialmente, ese no es mi hermano ni
puede ser orgullo de nadie, porque es el escarnio de la sociedad voluntariamente.